Me senté tranquila en el sofá, cogí la botella, descorche el vino y mientras me lo servía, su aroma me inundaba.
Le dí un sorbo lento, dejando que todos sus sabores golpearan en mi boca y luego me recosté en el confortable sofá de diseño. Acaricié la tela, suave y cálida, bebí más vino y suspiré porque había hecho un buen trabajo.
Había quedado con mi cliente en un concurrida plaza, pasábamos desapercibidos entre las miles de parejas y los grupos de gente que se reunían allí. Llegó puntual, me trajo un bonito ramo de flores y tras darme un inocente beso en la mejilla, me tomó de la cintura y me llevó hasta el lugar donde cenaríamos.
Era un restaurante caro, pero no en exceso no querría abrumarme, con una decoración a la francesa paredes en colores cálidos, sillas pesadas y manteles blancos de lino. Pidió por los dos pues el maitre sólo hablaba en francés, idioma que yo no dominaba y él, por supuesto sí. Tuvimos una conversación amena donde nos contamos un poco de nuestra vida, nos reímos, nos miramos y nos cogimos de la mano por encima de la mesa.
Le dí un sorbo lento, dejando que todos sus sabores golpearan en mi boca y luego me recosté en el confortable sofá de diseño. Acaricié la tela, suave y cálida, bebí más vino y suspiré porque había hecho un buen trabajo.
Había quedado con mi cliente en un concurrida plaza, pasábamos desapercibidos entre las miles de parejas y los grupos de gente que se reunían allí. Llegó puntual, me trajo un bonito ramo de flores y tras darme un inocente beso en la mejilla, me tomó de la cintura y me llevó hasta el lugar donde cenaríamos.
Era un restaurante caro, pero no en exceso no querría abrumarme, con una decoración a la francesa paredes en colores cálidos, sillas pesadas y manteles blancos de lino. Pidió por los dos pues el maitre sólo hablaba en francés, idioma que yo no dominaba y él, por supuesto sí. Tuvimos una conversación amena donde nos contamos un poco de nuestra vida, nos reímos, nos miramos y nos cogimos de la mano por encima de la mesa.
Tras el restaurante, dimos un paseo por un parque cercano y allí, me besó, al principio delicadamente, como con miedo y luego con pasión como si fuera la última vez que iba a besarme. Le sonreí y le dije de ir a su casa.
Por supuesto tenía un gran ático moderno con una maravillosa vista de la ciudad, muebles en estilo minimalista y todo en tonos blancos y negros.
Enseguida comenzó a besarme y acariciarme
Enseguida comenzó a besarme y acariciarme
一 Espera, quiero ponerme cómoda para ti
一 Deja que sea yo quien te desnude para devorarte
Me reí de la ocurrencia con inocencia mientras me dejaba llevar hasta el dormitorio
一 No te preocupes, lo único que necesito lo tengo en el bolso
一 Si es protección, tengo en la mes...
El disparo de la cabeza no dejó que terminara su frase.
Dejé el cuerpo entre el pasillo y la habitación, me dirigí a la cocina, tomé una botella de vino y me senté a esperar a que sonara la campana de mi móvil para decirles que el trabajo ya estaba hecho que necesitaba al equipo de limpieza