Nos persiguieron por tener un conocimiento prohibido para las mujeres, por saber hablar con los animales, por saber leer las señales del viento, por saber curar con las plantas, por saber leer y escribir. Eran conocimientos que no debíamos saber, eran conocimientos únicamente para los hombres.
Pero supimos abrir la ventana del futuro y huimos antes de que llegaran.
Las primeras, se escondieron en grandes aldeas para no ser descubiertas o caminaban durante el resto de su vida para que nunca las apresaran. Con el tiempo dejamos nuestros conocimientos de lado para poder vivir tranquilas, pero queríamos ayudar a los nuestros y no podíamos dejar morir a nuestros hijos sabiendo la cura de sus males…algunos de nuestros maridos nos delataron por miedo y otros nos ayudaron a escapar.
Algunas de nosotras caímos en sus manos y fuimos torturadas, ultrajadas, violadas, víctimas de un sadismo que no tenía razón, obligadas a decir una mentira para salvar la vida y aún así, nos mataban para escarmiento de las que no habían apresado.
El tiempo hizo que nos olvidaran, que no recordaran porque nos perseguían y pudimos vivir en paz…hasta hoy.
Nuestro enemigo se ha vuelto a levantar, vuelve a temernos, de nuevo tenemos algo que él no tiene…la Cura.
Creen que hay algo en nuestra sangre que nos hace inmunes a la Gran Enfermedad y ya han muerto muchas de nosotras…de nuevo torturadas. Ignoran que la Cura no está en nuestra sangre, si no en el conocimiento que tenemos desde hace milenios y no hemos olvidado ni hemos dejado de practicar.
Muchas comenzaron a huir, pero otras queremos luchar, también hemos adquirido ese conocimiento y nos hacemos fuertes en sus grandes ciudades ayudadas por nuestros hombres y algunos de sus seres metálicos, esos que fabricaron para acabar con nosotras, pero los hemos hecho nuestros.
Somos más, tenemos más conocimiento y a la Diosa de nuestro lado, hemos abierto la ventana del futuro y sabemos que seremos libres.
La imagen pertenece a Victoria Francés
