sábado, 8 de diciembre de 2012

Un segundo



—¡¡¡Esto está frío!!!!—se oyó un grito seguido por el ruido al estrellarse el plato contra la pared—¡¡¡Bien sabes que no soporto la cena fría!!!
—Lo…lo siento—susurró ella mientras recogía el plato—estuve bañando a la niña y…
—¡¡Perra!! Siempre tienes una excusa para no atenderme como debe hacerlo una esposa
Levantó el puño para dejarlo caer sobre su cara.
—¡¡No regañes a mamá!!—la niña estaba en el quicio de la puerta abrazando a su pequeño oso de peluche—Le pedí que me ayudara en el baño…el agua me salía fría y no sabía como...
—¡¡No aprenderéis ninguna!! ¡¡Os tengo que enseñar a palos!!
Vio como su marido se acercaba amenazante a su pequeña…un segundo, sólo un segundo bastó para ver que ya no iba a ser sólo ella la que recibiera las “lecciones”.
Un segundo le bastó para levantarse y tomar el cuchillo de la mesa.
Un segundo bastó para que se lo clavara en el cuello.
Un segundo fue suficiente para que él comprendiera que sus “lecciones” no habían dado su fruto y esas dos perras se habían revelado.