jueves, 25 de noviembre de 2010

NO al maltratador

NO pisotearás más mi alma.
NO escucharé más tus gritos.
NO volverás a llamarme puta,ni inútil.
NO se me encogerá más el corazón al escuchar tus pasos.
NO maquillaré más tus golpes.
NO te temearán mis hijos.
NO me acobardaré ante ti.
NO volverás a tocar mi piel con tus puños.
NO tendré más miedo.

HOY me planto,
HOY se acabó.
HOY siento que tengo fuerza.
HOY escucho las voces que me apoyan.
HOY se acabó tu tiranía.
HOY se acaban las palizas.
HOY me levantó ante ti.
HOY yo soy la fuerte.
HOY es el primer día de mi vida en el que no tendré miedo.





TÚ serás el cobarde.
TÚ temerás salir a la calle.
TÚ serás señalado por todos.
TÚ serás el que no será amado nunca.
TÚ alma será la que se encoja.
TÚ esconderás tu vergüenza.
TÚ serás el que conozca la soledad.
TÚ serás el que no servirá para nada.
TÚ serás quien conozca el miedo.




viernes, 12 de noviembre de 2010

Un instante


A la misma hora,

Joaquín entraba en su casa y sorprendía a su mujer con su mejor amiga en la cama,

María cerraba la puerta, sin mirar atrás, de la que había sido su casa durante 12 años y abandonaba a un marido cruel,

Ricardo y Andrea recibían la noticia de que iban a ser padres de gemelos,

Rosario recibía una paliza de su proxeneta,

Daniel terminaba su entrenamiento,

Mar recibía su primer beso,

Pedro compraba flores para su madre que cumplía años,

Raúl marcaba el gol de la victoria,

Mario le pedía matrimonio a Alejandro,

Sara entraba en la clínica donde iba a abortar,

Carmen firmaba su primer contrato,

Milena llegaba en patera al país donde sus sueños se harían reales,

Pedro se resguardaba de la lluvia en un café,

Tania lloraba mirando por la ventana,

Sasha levantaba en brazos a su hijo por decirle por primera vez “mamá”,

Rubén recibía la noticia de la muerte de su padre,

Carla se estrellaba contra un árbol,

Juan lloraba porque echaba de menos a un padre trabajador,

Iris esperaba impaciente y con miedo los resultados de su biopsia,

Mireya recogía los cristales del jarrón que le había lanzado a su marido cuando la había abandonado por otra más joven,

Fernando le daba un beso cariñoso a su hijo tras recogerle del colegio,

Ariadna daba sus primeros pasos en casa de su abuela,

Josefina lloraba tomando en brazos a su bisnieto,

Raquel y Nacho se conocían en una tetería del centro,

Francisco tenía una entrevista de trabajo,

Omar usaba de nuevo su ipod para ocultar una conversación banal de sus compañeras,

Roberto terminaba el proyecto de final de carrera,

Marisa cobraba la compra de Rocío,

Diana recibía una carta de despido,

Rosa hurgaba en la basura buscando algo de comida,

Adrián se tomaba su décimo vaso de whisky,

Alejandro terminaba el poema para su amiga,

Tomás extraía la muela de José,

Rafael hacía su primer reportaje para el periódico,

Alicia terminaba de leer el libro que le habían prestado,

Rebeca mandaba su novela a una editorial,

Susana y Pedro entraban por primera vez en su casa,

Libertad rellenaba la solicitud de trabajo,

Alberto discutía con sus padres sobre la hora de llegada,

May preparaba, por primera vez, un café en su nueva casa,

Víctor y Laura se daban el “sí quiero” junto a sus familias y amigos,

Javier disfrutaba del concierto de Madonna,

Mateo mantenía una conversación telefónica con su hermana,

Mariano sacaba la tarta de queso del horno,

Andrés ganaba la partida de cartas,

Lorena buscaba a Sergio entre la gente que bajaba del tren,

Enrique sacaba el coche del garaje,

Jesús y Emilio entraban en el cine,

David y Nuria escuchaban el primer llanto de su hijo,

Adela depositaba flores en la tumba de su hermano,

y yo observaba como despuntaba el día.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Cementerio

Guardamos la risa entre las flores,
las lágrimas entre el viento
y nuestra alma entre mármoles.
Respeta nuestro silencio
y podrás escucharnos
entre el susurro del viento. Camina entre nosotros
recordándonos como fuímos,
pues de esa manera volvemos a estar vivos.
Ángeles pétreos guardan nuestro sueño,
la lluvia limpia nuestra piedra
y el dolor de los nuestros
nos recuerda donde estamos.

martes, 2 de noviembre de 2010

El ritual

Hoy era el día, por fin se reunirían de nuevo.
Se preparó a conciencia, se dio un baño relajante, lo necesitaba estaba muy nervioso por el encuentro ¿cuánto había pasado? ¿dos años? ¿tres? Le parecía una eternidad, desde que se habían ido.
Tras el baño, se vistió adecuadamente, como si todo se tratara de parte de un ritual. Se miró en el espejo que había en la habitación, suspiró, se observó detenidamente
— Esta noche funcionará...debe funcionar — se dijo en voz alta para darse ánimos.
Había rezado tanto para que ella optara a esta cena…para poder verla de nuevo…
Preparó la mesa, un mantel nuevo, copas para ellos y un vaso de plástico con el dibujo de Pocoyó para él, eran sus dibujos favoritos. Colocó los platos, los cubiertos, las servilletas, las sillas, las velas…la mesa estaba dispuesta.
El reloj anunció las doce, comenzaba el ritual.
Dibujo con el athame un círculo alrededor de la mesa recitando la protección que debía albergar. Encendió la vela de la Diosa, pidiéndole que sus palabras fueran escuchadas, que su deseo se materializara. Llamó a los Guardianes de los puntos cardinales formando en el aire el símbolo que representaba a cada uno.
Fuera, en la noche, se desató una tormenta. Los relámpagos recortaban la ciudad, los truenos despertaban el miedo en el alma de los hombres, el viento azotó todas las ventanas buscando quien le llamaba.
Tomó la foto de ellos dos, la observó por un momento, la besó y la quemó en el caldero.
Recitó el hechizo poniendo su alma en cada palabra, sintió como la energía que tenían aquellas ancestrales palabras se apoderaban del espacio del círculo, como toda la estancia se llenaba del viento de fuera, vió como fuera del círculo aparecía gente, aparecían espíritus que aquella noche vagaban por la tierra buscando a sus familiares vivos y entonces…
Entonces la vio sentando al pequeño en una silla, sonriendo como siempre, hablando con aquella dulce voz que él tan bien recordaba. Se giró a él sin perder la sonrisa, le lanzó un beso como hacia antaño cuando se sentaban a la mesa.
— Te amo mi amor — le dijo sin poder moverse — perdóname si he perturbado vuestro descanso…pero necesitaba veros, necesitaba esta cena con vosotros, necesitaba escuchar tu voz, ver de nuevo tus verdes ojos, poder acariciar tu suave rostro…
— No pasa nada mi amor — le dijo ella dulcemente— cenemos.
Se acercó a su hijo, se miró en aquellos pequeños ojos, le besó cariñosamente y luego se acercó a ella. Le acarició el rubio cabello, el suave rostro, los carnosos labios que besó, le volvió a decir cuánto la amaba, cuánto sentía aquel accidente, que todo había sido culpa suya por beber…que le había echado tanto de menos que le dolía el alma.
Ella le miró con la frialdad de la muerte en sus ojos, le sonrió levemente y le dijo un te quiero tan frío que supo que el alma de ellos no había llegado a sentarse en aquella mesa.
Se subió a la mesa, suspiró por última vez y dejó que ellos le devoraran la carne y el alma, ese era el sacrificio a pagar por volver a verlos.