miércoles, 4 de septiembre de 2013

Rutina

Lunes

Suena la alarma del despertador, seis de la mañana.
Abre los ojos, echa la mano sobre el despertador para apagarlo, se incorpora, le da un pequeño empujón a su marido y se dirige al cuarto de baño.
Enchufa la estufa, enciende la ducha para que se estimule el calentador, se mira en el espejo…se busca en el reflejo gris, en las ojeras, las arrugas…
En la cocina pone a calentar la cafetera, introduce las tostadas, saca la mantequilla y la mermelada, pone la sacarina sobre la mesa. Coge dos naranjas y hace zumo natural con dos cucharadas de azúcar, como le gusta a él y se entretiene en colarlo para que no encuentre pulpa.
Él, ya afeitado, duchado y arreglado para trabajar, se sienta en la mesa y toma su desayuno. Primero mueve el azúcar del zumo cinco veces para que se deshaga, toma un cuchillo para untar la mantequilla en las dos tostadas que se han hecho 3 minutos exactos por cada lado y una cucharita de postre para la mermelada de naranja amarga. Se toma las tostadas de siete bocados exactos, el café se lo bebe en tres tragos y se limpia con una servilleta de papel que arruga una vez con cada mano. Cuando termina, le da un beso en la mejilla a su mujer que mira por la ventana.
Despierta de su embobamiento cuando oye el rugido perezoso del coche.
Recoge los platos sucios del desayuno y comienza su rutina diaria.
Lavar los platos, limpiar encimera, barrer, limpiar el cristal del baño, el inodoro, lavabo, bañera y bidé, hacer la cama, quitar el polvo, repasar las ventanas, fregar el dormitorio…

Martes

Alarma del despertador, seis de la mañana.
Despertador apagado, se incorpora, le da un pequeño empujón a su marido y se dirige al cuarto de baño.
Enchufa la estufa, enciende la ducha, se mira en el espejo…su  reflejo le saluda lacónicamente, ha perdido el brillo en los ojos, busca una juventud que perdió…
Pone la cafetera, introduce las tostadas, saca la mantequilla y la mermelada, pone la sacarina sobre la mesa. Coge dos naranjas y hace zumo natural con dos cucharadas de azúcar, como le gusta a él y se entretiene en colarlo para que no encuentre pulpa.
Él, se sienta en la mesa y toma su desayuno. Mueve el azúcar del zumo cinco veces para que se deshaga, unta la mantequilla en las dos tostadas y extiende la mermelada de naranja amarga. Se toma las tostadas de siete bocados exactos, el café se lo bebe en tres tragos y se limpia con una servilleta de papel que arruga una vez con cada mano. Cuando termina, le da un beso en la mejilla a su mujer que mira por la ventana.
Ella se ha perdido en los perezosos rayos del sol que comienzan a iluminar el paisaje que hay más allá de la ventana, escucha los primeros pájaros, sigue a una mariposa blanca…
Despierta de su embobamiento cuando oye quejarse al coche.
Recoge los platos sucios del desayuno y comienza su rutina diaria.
Lavar los platos, limpiar encimera, barrer, limpiar el cristal del baño, el inodoro, lavabo, bañera y bidé, hacer la cama, quitar el polvo, repasar las ventanas, fregar el dormitorio…

Miércoles

Seis de la mañana.
Se incorpora, le da un pequeño empujón a su marido y se dirige al cuarto de baño.
Estufa, ducha, se mira en el espejo…su reflejo es una mujer cansada, apática, triste, gris…
Cafetera, tostadas, mantequilla y mermelada, sacarina sobre la mesa, dos naranjas para el zumo natural,  dos cucharadas de azúcar y quitar la pulpa.
Afeitado y duchado se sienta a desayunar. Cinco vueltas para que se deshaga el azúcar, mantequilla y mermelada amarga en las dos tostadas que se come de siete bocados exactos, tres tragos de café y se limpia con una servilleta de papel que arruga una vez con cada mano. Un leve beso en la mejilla sin pasión.
Ella se ha perdido en los perezosos rayos del sol que comienzan a iluminar el paisaje que hay más allá de la ventana, escucha los primeros pájaros, sigue a una mariposa azul…
Despierta al escuchar el espantoso ruido del coche.
Platos sucios del desayuno, limpiar encimera, barrer, limpiar el cristal del baño, inodoro, lavabo, bañera y bidé, hacer la cama, quitar el polvo, repasar las dichosas ventanas, fregar el frío dormitorio…


Jueves

La puñetera alarma del despertador, manotazo a su marido para que se despierte.
Enciende la estufa para que él se encuentre el baño caliente, en el espejo…ve a una persona frustrada, sin sueños, no se reconoce…
Cafetera, tostadas, mantequilla y mermelada, sacarina que no usará sobre la mesa, dos naranjas para el zumo natural,  dos cucharadas de azúcar y quitar la pulpa.
Él comienza su habitual y aburrido ritual para desayunar. Cinco vueltas al zumo, siete bocados a las tostadas, tres tragos de café y la servilleta de papel arrugada una vez con cada mano. Un roce e en la mejilla que simula que es un beso.
Ella está de nuevo perdida en el paisaje de fuera, disfrutando de la brisa  de la mañana, dejando que los primeros rayos de sol acaricien su piel… sigue a una mariposa violeta…
Vuelve a la realidad por culpa del maldito coche.
Los malditos platos sucios del desayuno le están esperando, vuelve a limpiar una encimera que está limpia, barrer, limpia el cristal del baño que él ha vuelto a manchar, pega un grito de frustración…

Viernes

Se despierta antes de que suene el despertador.
Enciende la estufa para que él se encuentre el baño caliente, en el espejo…se da cuenta que está harta de su vida
Cafetera, tostadas, mantequilla y mermelada, no saca la sacarina para ver si él se da cuenta y de nuevo observa el aburrido ritual que tiene para desayunar. Cinco vueltas al zumo, siete bocados a las tostadas, tres tragos de café y la servilleta de papel arrugada una vez con cada mano.
Ya no nota el beso de la mejilla, se ha vuelto a escapar a la vida que hay más allá de la ventana. Nota bajo sus descalzos pies la hierba fresca, el calor de los rayos del sol, sus oídos se inundan con el canto de los pájaros…sigue a una mariposa de color amarillo…
El rugido enfadado del coche la devuelve a la silla de la cocina.
Observa la cocina, sabe todo lo que tiene que hacer pero no se mueve…

Sábado

Despierta más tarde de lo habitual, está tan cansada.
Él ya está desayunando, zumo, tostadas y café. Le tapa el periódico que ha ido a buscar a las siete de la mañana, como cada sábado, tras hacer su hora de ejercicio.
Ella toma una taza, lo llena con el amargo café, no le pone ni azúcar ni sacarina ni leche. Se siente delante de él y se vuelve a perder en lo que hay al otro lado del cristal.
Se oye un chas en el silencio de la mañana.
Baja su periódico para preguntarle que ha sido el ruido…
Ella ya no está, ha desaparecido, en su lugar hay una mariposa multicolor que huye por la ventana hacia la vida que hay al otro lado, donde será acariciada por los cálidos rayos del sol, sentirá la brisa de la mañana, se perderá en los miles de colores de las flores y se embriagará de sus perfumes.

Domingo

Zumbido de la alarma del despertador.
Él se gira hacia al lado vacío que ocupaba ella, mira el techo, se pierde en su blancura, en repasar las grietas, los dibujos que perfila el gotelé.
Un tímido rayo de sol se cuela en su ojo, lo sigue y descubre que más allá del cristal hay vida