Suena la alarma del despertador,
seis de la mañana.
Abre los ojos, echa la mano
sobre el despertador para apagarlo, se incorpora, le da un pequeño empujón a su
marido y se dirige al cuarto de baño.
Enchufa la estufa, enciende la
ducha para que se estimule el calentador, se mira en el espejo…se busca en el
reflejo gris, en las ojeras, las arrugas…
En la cocina pone a calentar
la cafetera, introduce las tostadas, saca la mantequilla y la mermelada, pone
la sacarina sobre la mesa. Coge dos naranjas y hace zumo natural con dos
cucharadas de azúcar, como le gusta a él y se entretiene en colarlo para que no
encuentre pulpa.
Él, ya afeitado, duchado y
arreglado para trabajar, se sienta en la mesa y toma su desayuno. Primero mueve
el azúcar del zumo cinco veces para que se deshaga, toma un cuchillo para untar
la mantequilla en las dos tostadas que se han hecho 3 minutos exactos por cada
lado y una cucharita de postre para la mermelada de naranja amarga. Se toma las
tostadas de siete bocados exactos, el café se lo bebe en tres tragos y se
limpia con una servilleta de papel que arruga una vez con cada mano. Cuando
termina, le da un beso en la mejilla a su mujer que mira por la ventana.
Despierta de su embobamiento
cuando oye el rugido perezoso del coche.
Recoge los platos sucios del
desayuno y comienza su rutina diaria.
Lavar los platos, limpiar
encimera, barrer, limpiar el cristal del baño, el inodoro, lavabo, bañera y
bidé, hacer la cama, quitar el polvo, repasar las ventanas, fregar el
dormitorio…
Martes
Alarma del despertador, seis
de la mañana.
Despertador apagado, se
incorpora, le da un pequeño empujón a su marido y se dirige al cuarto de baño.
Enchufa la estufa, enciende
la ducha, se mira en el espejo…su reflejo le saluda lacónicamente, ha perdido el
brillo en los ojos, busca una juventud que perdió…
Pone la cafetera, introduce
las tostadas, saca la mantequilla y la mermelada, pone la sacarina sobre la
mesa. Coge dos naranjas y hace zumo natural con dos cucharadas de azúcar, como
le gusta a él y se entretiene en colarlo para que no encuentre pulpa.
Él, se sienta en la mesa y
toma su desayuno. Mueve el azúcar del zumo cinco veces para que se deshaga, unta
la mantequilla en las dos tostadas y extiende la mermelada de naranja amarga.
Se toma las tostadas de siete bocados exactos, el café se lo bebe en tres
tragos y se limpia con una servilleta de papel que arruga una vez con cada
mano. Cuando termina, le da un beso en la mejilla a su mujer que mira por la
ventana.
Ella se ha perdido en los
perezosos rayos del sol que comienzan a iluminar el paisaje que hay más allá de
la ventana, escucha los primeros pájaros, sigue a una mariposa blanca…
Despierta de su embobamiento
cuando oye quejarse al coche.
Recoge los platos sucios del
desayuno y comienza su rutina diaria.
Lavar los platos, limpiar
encimera, barrer, limpiar el cristal del baño, el inodoro, lavabo, bañera y
bidé, hacer la cama, quitar el polvo, repasar las ventanas, fregar el
dormitorio…
Miércoles
Seis de la mañana.
Se incorpora, le da un
pequeño empujón a su marido y se dirige al cuarto de baño.
Estufa, ducha, se mira en el
espejo…su reflejo es una mujer cansada, apática, triste, gris…
Cafetera, tostadas,
mantequilla y mermelada, sacarina sobre la mesa, dos naranjas para el zumo
natural, dos cucharadas de azúcar y
quitar la pulpa.
Afeitado y duchado se sienta
a desayunar. Cinco vueltas para que se deshaga el azúcar, mantequilla y
mermelada amarga en las dos tostadas que se come de siete bocados exactos, tres
tragos de café y se limpia con una servilleta de papel que arruga una vez con
cada mano. Un leve beso en la mejilla sin pasión.
Ella se ha perdido en los
perezosos rayos del sol que comienzan a iluminar el paisaje que hay más allá de
la ventana, escucha los primeros pájaros, sigue a una mariposa azul…
Despierta al escuchar el
espantoso ruido del coche.
Platos sucios del desayuno,
limpiar encimera, barrer, limpiar el cristal del baño, inodoro, lavabo, bañera
y bidé, hacer la cama, quitar el polvo, repasar las dichosas ventanas, fregar
el frío dormitorio…
Jueves
La puñetera alarma del
despertador, manotazo a su marido para que se despierte.
Enciende la estufa para que
él se encuentre el baño caliente, en el espejo…ve a una persona frustrada, sin
sueños, no se reconoce…
Cafetera, tostadas,
mantequilla y mermelada, sacarina que no usará sobre la mesa, dos naranjas para
el zumo natural, dos cucharadas de
azúcar y quitar la pulpa.
Él comienza su habitual y
aburrido ritual para desayunar. Cinco vueltas al zumo, siete bocados a las tostadas,
tres tragos de café y la servilleta de papel arrugada una vez con cada mano. Un
roce e en la mejilla que simula que es un beso.
Ella está de nuevo perdida en
el paisaje de fuera, disfrutando de la brisa
de la mañana, dejando que los primeros rayos de sol acaricien su piel…
sigue a una mariposa violeta…
Vuelve a la realidad por
culpa del maldito coche.
Los malditos platos sucios
del desayuno le están esperando, vuelve a limpiar una encimera que está limpia,
barrer, limpia el cristal del baño que él ha vuelto a manchar, pega un grito de
frustración…
Viernes
Se despierta antes de que
suene el despertador.
Enciende la estufa para que
él se encuentre el baño caliente, en el espejo…se da cuenta que está harta de
su vida
Cafetera, tostadas,
mantequilla y mermelada, no saca la sacarina para ver si él se da cuenta y de
nuevo observa el aburrido ritual que tiene para desayunar. Cinco vueltas al
zumo, siete bocados a las tostadas, tres tragos de café y la servilleta de
papel arrugada una vez con cada mano.
Ya no nota el beso de la
mejilla, se ha vuelto a escapar a la vida que hay más allá de la ventana. Nota
bajo sus descalzos pies la hierba fresca, el calor de los rayos del sol, sus
oídos se inundan con el canto de los pájaros…sigue a una mariposa de color amarillo…
El rugido enfadado del coche
la devuelve a la silla de la cocina.
Observa la cocina, sabe todo
lo que tiene que hacer pero no se mueve…
Sábado
Despierta más tarde de lo
habitual, está tan cansada.
Él ya está desayunando, zumo,
tostadas y café. Le tapa el periódico que ha ido a buscar a las siete de la
mañana, como cada sábado, tras hacer su hora de ejercicio.
Ella toma una taza, lo llena
con el amargo café, no le pone ni azúcar ni sacarina ni leche. Se siente
delante de él y se vuelve a perder en lo que hay al otro lado del cristal.
Se oye un chas en el silencio
de la mañana.
Baja su periódico para
preguntarle que ha sido el ruido…
Ella ya no está, ha
desaparecido, en su lugar hay una mariposa multicolor que huye por la ventana
hacia la vida que hay al otro lado, donde será acariciada por los cálidos rayos
del sol, sentirá la brisa de la mañana, se perderá en los miles de colores de
las flores y se embriagará de sus perfumes.
Domingo
Zumbido de la alarma del
despertador.
Él se gira hacia al lado
vacío que ocupaba ella, mira el techo, se pierde en su blancura, en repasar las
grietas, los dibujos que perfila el gotelé.
Un tímido rayo de sol se
cuela en su ojo, lo sigue y descubre que más allá del cristal hay vida