domingo, 24 de octubre de 2010

Emperifollarse


— ¡Helena!—la llamó sin obtener una respuesta— ¡Helena! ¿Qué estás haciendo?
Seguía sin responder y la buscó por la casa, primero miró en la parte de abajo sin resultados. Subió las escaleras despacio sin que se la oyera, ya sabía dónde estaba.
Entreabrió levemente la puerta del baño y la vio reflejada en el espejo.
Una niña rubia de ojos azules de cinco años jugando a ser mayor. Le había cogido un collar largo que llevaba coquetamente sobre su vestido azul, ese que le ponía para grandes ocasiones y que a ella le encantaba por el vuelo de la falda. Se había colocado una horquilla en el pelo. Estaba sobre su taburete y en el suelo se encontraban unos zapatos de tacón alto que imaginó que se pondría luego.
Tenía mucho colorete rosa en sus pequeñas mejillas, una sombra azul que le enmarcaba todos los ojos, ahora estaba cogiendo un pintalabios rojo mientras tenía una conversación imaginada con su marido.
—Helena—le dijo con una gran sonrisa— déjame que te enseñe a ponerte guapa para salir a cenar, ¿quieres?
— ¡Sí mamá!— le dijo entusiasmada la niña— ¡Tengo una cena muy importante!

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